No escribí esta película para enseñar a “superar” nada. La escribí para darle una forma al silencio que me quedó después de perder a mi esposa. Descubrí que algunas cosas no se arreglan: se les hace espacio. El Regalo es una pieza breve, contenida, que apuesta por la fe, la respiración, las manos y la luz. Quiero filmar una verdad pequeña: cómo un objeto cualquiera empieza a pesar distinto y, con el tiempo, encuentra su lugar. No prometo respuestas; sí una mirada honesta y cuidadosa. Si esta historia toca algo en ti, me gustaría que la acompañaras desde cerca —y si no, que pase sin ruido. A veces, lo más humano es mirar con respeto.